sábado, 2 de marzo de 2013


Canta claro

por FRANCISCO IGARTUA

Sin equidad no hay solución

Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el gobierno se ha visto obligado a echar mano de la represión militar para calmar la agitación social que lo había desbordado. No tenía otro camino, dadas las circunstancias que él mismo había creado. Pero, ¿podrá Toledo evitar que la acción represiva se le escape de la mano? Y, sobre todo, ¿será ésta la solución a las demandas populares?... Me temo que no. Las causas que tienen insatisfechos a los miserablemente asalariados han quedado intactas, tanto porque el paupérrimo presupuesto nacional no tiene estiro posible como por la insensibilidad de los hombres del poder y de las minorías privilegiadas, como los bancos, que no pagan sus deudas al Estado.
Frente a la ola de reclamos, legítimos pero que no se       pueden satisfacer, la solución estaba en recurrir a la equidad, en compartir algo de la desesperación popular, poniendo en 15 mil soles el máximo de las remuneraciones estatales (que es el promedio en Chile, Argentina y otros países sudamericanos). No porque la rebaja en los sueldos de la alta burocracia vaya a resolver las desesperadas demandas de docentes, policías y enfermeras, sino porque el gesto de compartir apremios es señal de buscar equidad en la relación entre peruanos. Ese gesto de comprensión hubiera sido más eficaz que los fusiles militares disparando y matando. Hubiera introducido racionalidad al diálogo de sordos en el que gobierno y huelguistas están enfrascados.
¿Qué los maestros con el puño en alto dan muestra de ser más agitadores sociales que maestros? ...Cierto. Y también es cierto que de esos profesores saldrán ex alumnos más dispuestos a la violencia (de sus aulas partió el senderismo) que a la convivencia fecunda. Pero esos profesores no han nacido por generación espontánea. Han sido paridos por la injusticia que han visto y vivido. Es otro de los legados que nos dejó la política represiva de Fujimori y la ceguera de otros gobiernos. Un problema que no se resuelver (por lo menos no de inmediato) con evaluaciones y premios al mérito.
Los problemas del Perú son tan hondos que obligan a una reflexión profunda, con propósito de enmienda, sobre nuestra realidad y posibilidades.
Por ejemplo, es hora de entender que nadie (a no ser un impenitente devoto del socialismo soviético) puede negar la realidad y bondad del mercado y de la creatividad individual; y menos todavía desconocer que en los países subdesarrollados, para crear trabajo, es medular la inversión privada extranjera. Sin embargo, se ponen anteojeras caballares los fanáticos que divinizan esas normas sin distinguir culturas, grados de desarrollo mental y des protecciones sociales. El Perú no es Europa ni EEUU, por lo que tiene que adaptar el medidor a su realidad, tal como lo hacen ellos. Esta es la primera lección que debieran aprender nuestras autoridades y maestros. El resto vendrá por añadidura.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario Expreso, 31 de mayo 2003

4 comentarios:

  1. Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el gobierno se ha visto obligado a echar mano de la represión militar para calmar la agitación social que lo había desbordado. No tenía otro camino, dadas las circunstancias que él mismo había creado. Pero, ¿podrá Toledo evitar que la acción represiva se le escape de la mano? Y, sobre todo, ¿será ésta la solución a las demandas populares?... Me temo que no. Las causas que tienen insatisfechos a los miserablemente asalariados han quedado intactas, tanto porque el paupérrimo presupuesto nacional no tiene estiro posible como por la insensibilidad de los hombres del poder y de las minorías privilegiadas, como los bancos, que no pagan sus deudas al Estado.

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  2. Frente a la ola de reclamos, legítimos pero que no se pueden satisfacer, la solución estaba en recurrir a la equidad, en compartir algo de la desesperación popular, poniendo en 15 mil soles el máximo de las remuneraciones estatales (que es el promedio en Chile, Argentina y otros países sudamericanos). No porque la rebaja en los sueldos de la alta burocracia vaya a resolver las desesperadas demandas de docentes, policías y enfermeras, sino porque el gesto de compartir apremios es señal de buscar equidad en la relación entre peruanos. Ese gesto de comprensión hubiera sido más eficaz que los fusiles militares disparando y matando. Hubiera introducido racionalidad al diálogo de sordos en el que gobierno y huelguistas están enfrascados.
    ¿Qué los maestros con el puño en alto dan muestra de ser más agitadores sociales que maestros? ...Cierto. Y también es cierto que de esos profesores saldrán ex alumnos más dispuestos a la violencia (de sus aulas partió el senderismo) que a la convivencia fecunda. Pero esos profesores no han nacido por generación espontánea. Han sido paridos por la injusticia que han visto y vivido. Es otro de los legados que nos dejó la política represiva de Fujimori y la ceguera de otros gobiernos. Un problema que no se resuelver (por lo menos no de inmediato) con evaluaciones y premios al mérito.

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  3. Los problemas del Perú son tan hondos que obligan a una reflexión profunda, con propósito de enmienda, sobre nuestra realidad y posibilidades.

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  4. Por ejemplo, es hora de entender que nadie (a no ser un impenitente devoto del socialismo soviético) puede negar la realidad y bondad del mercado y de la creatividad individual; y menos todavía desconocer que en los países subdesarrollados, para crear trabajo, es medular la inversión privada extranjera. Sin embargo, se ponen anteojeras caballares los fanáticos que divinizan esas normas sin distinguir culturas, grados de desarrollo mental y des protecciones sociales. El Perú no es Europa ni EEUU, por lo que tiene que adaptar el medidor a su realidad, tal como lo hacen ellos. Esta es la primera lección que debieran aprender nuestras autoridades y maestros. El resto vendrá por añadidura.

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